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Luis Zahera y Nerea Barros anécdota con los narcos al cuidar los abuelos
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Los actores gallegos coinciden en ‘Operación Marea Negra’, la nueva miniserie de Amazon Prime inspirada en un caso real
Tanto Nerea Barros como Luis Zahera son de Santiago de Compostela (ella, de 1981 y él, de 1966), atesoran un Goya en sus vitrinas y son de la cantera de actores surgidos de la tele autonómica gallega. Ahora coinciden en ‘Operación Marea Negra’, la miniserie de Amazon Prime Video rodada en su tierra natal e inspirada en un caso real.
Pregunta:
Sus personajes influyen mucho en el protagonista de la serie, Nando (Álex González), pero de forma muy distinta. Él, para bien, como su entrenador de boxeo, y ella, para mal, como la prima que le introduce en el mundo del narcotráfico.
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Respuesta:
Nerea Barros: Yo sabía que iban a ponerme como la mala. Gema es una mujer que lleva toda la vida en esa empresa, ha estudiado para ello, y tiene claro que por encima de todo está el negocio. Su talón de Aquiles es Nando y va a por él porque sabe de sus cualidades, es de su familia y siente una atracción física hacia él. Pero no puede dejarse llevar por las emociones porque eso significa la muerte.
R: Luis Zahera: En mi caso soy el entrenador de Nando, el que intenta encarrillarlo y sacarlo de esa Galicia que se refleja y que tiene esa parte terrible, en la que no hay esperanza y donde la gente se va por el mal llamado dinero fácil. En el trabajo de mesa nos planeábamos si cuando le pide que se quede para entrenar lo hacía por egoísmo o por cariño y generosidad, para que Nando tuviera otro mundo. Yo quiero creer que es por lo segundo, porque me identifico con ese tipo de entrenador que se involucra mucho en la vida de su pupilo.
¿Conocen a muchos Nandos, a mucha gente que ha tirado por ese dinero fácil?
Luis Zahera: Sí, yo veraneo en una zona complicada que llaman el triángulo de la cocaína, entre Vilagarcia, Cambados y Villa de Arousa. Un día me llamó Miguel Ángel Silvestre para preparar un papel y le presenté a gente del sector. A uno de ellos le preguntó: ¿Por qué te dedicas a esto? Y el otro, como buen, gallego, le respondió con otra pregunta. Le dijo: ¿De dónde eres tú? Cuando Miguel Ángel le contestó que de Castellón, le preguntó qué hacían en su tierra para vivir. Él le dijo que había mucha cerámica y el narco le soltó: Si yo hubiera nacido en Castellón, haría cerámica, pero nací por aquí.
Menuda anécdota.
Luis Zahera: Hay ese vínculo con el transporte, que es lo que hacen los gallegos, y se convierte en un problema endémico. Por eso conoces a Nandos que les va muy bien y otros que llevan años presos. Pero la mayoría acaba mal, consumiendo… Estas historias de narcos nos persiguen, son ya un género cinematográfico. Y luego están las historias de la Galicia profunda. ¡Sorogoyen acaba de rodar As bestas y Galicia parece la zona interior de Siria!
¿Y no les da rabia que se asocie siempre Galicia con las historias de narcos?
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Luis Zahera: Un poco. Que hablen de Nerea, que es una actriz que también es enfermera, que hablen de i+d… ¡O que hablen de Feijoo! (ríe).
Nerea Barros: Yo también entiendo que sí que hay un poco de rabia y que se podría hablar de otras muchas cosas. Pero tengo la sensación de que esto pasa siempre en todos lados: en México, en África… Es como que nos encasillan en un personaje, saben que funciona y tiran por ahí. Luego también hay una parte de decir: bueno, ¿qué pasa? Si es una parte de nosotros. A mí esa Galicia profunda que es muy difícil de retratar equilibradamente cada día me gusta más. ¿Que nuestra historia es de narcos? Es que somos transportistas. Igual que sospechaba que Luis, por donde veraneaba, tenía que saber algo, también te digo que los gallegos normalmente no conocen a narcos.
«En Galicia las historias de narcos nos persiguen»
Vamos, que usted ha estado más alejada de ese mundo.
Nerea Barros: Yo no tenía ni idea de lo del sumergible. Pero en los años 80 mis hermanos sí que han vivido eso y que, de repente, en la zona más costera había gente que tenía graves problemas siendo tan jóvenes porque la droga entraba muy fuerte.
Aprovechando que ambos son de Santiago, puntúen el acento de Álex González en la serie, que siendo de Madrid hace de un gallego.
Nerea Barros: ¡Yo soy superfan! Creo que es uno de los mejores trabajos que he visto de Álex. Se ha dejado la piel en las escenas de lucha. Y con el gallego… Si yo soy de allí pero cuando tengo que poner acento gallego trabajo siempre con una lingüista porque es un tema muy delicado. Nuestra coach me vacilaba y me decía: ¡Ay el madrileño, que va a poner el acento mejor que tú!
Nerea, usted ha recuperado durante la pandemia su antigua profesión como enfermera. ¿Cómo dio este paso?
Coincidió que venía de rodar en Uzbekistán mi primera película como directora. Yo siempre me fío mucho de mi instinto y este me decía que algo no iba bien, y eso que faltaban dos semanas para que comenzara todo. Luego empezó la alerta y, junto a mi pareja, que es documentalista, decidimos hacer un documental de lo que veíamos que estaba pasando en Madrid.
Sería una experiencia dura viendo los casos más extremos.
Para mí ha sido una experiencia durísima, pero que también te enseña mucho. Rodábamos de sol a sol en las residencias, en el cementerio de la Almudena, en Ifema, y me estaba volviendo loca con lo que estaba pasando con los abuelos. El legado que tienen es lo que va a hacer que encontremos el equilibrio y que no nos matemos como especie. Estamos perdiendo el arraigo. No entendía por qué se estaba muriendo así lo más importante que tenemos. Así que llamé a una de las residencias en las que había rodado, que estaba muy tocada, y les dije que era una enfermera en paro que quería trabajar. A los dos meses se descubrió que era actriz y saltó un poco la locura. Así que fue duro, pero al final te da más de lo que das tú.
Luis Zahera y Nerea Barros anécdota con los narcos al cuidar los abuelos
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